Carta de una Madre. - ANHDA

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Carta de una Madre.

Que es el TDAH

¿Qué le pasa a mi hijo?

Hay que guiarse por el instinto e intentar averiguar el porqué de las situaciones.
Me importó tanto lo que pensaran los demás, que no llegué a darme cuenta de lo que le faltaba, ni de lo infeliz que se sentía. Un día llegué a la conclusión que sí, tenía un problema, y era que yo no lo aceptaba tal como era.

Me pedía ayuda constantemente, ayuda que no sabía, ni podía darle, porque no conocía que necesitaba. Se sentía infeliz a pesar de tenerlo todo; una familia equilibrada, en armonía, rodeado de cariño, y a pesar de ello, siempre demostraba falta de afecto.

Nos sentíamos culpables y responsables de su conducta, de sus continuos fracasos en el colegio, y eso es lo que le trasmitíamos constantemente. No entendíamos porque un niño tan sensible, tan especial, con tanto sentido del humor, demostraba justo lo contrario. Lo etiquetábamos de rebelde, maleducado, empanado. Su rebeldía era una manera de supervivencia, de hacerse fuerte, en el entorno hostil con el que convivía. Buen ejemplo de ello era su incapacidad para expresar emociones, sus inseguridades, sus miedos. Solo teníamos que observar la expresión de sus ojos.

Sentí una tristeza enorme por no haber sido capaz de haberme dado cuenta antes. Por fin logré entender, saber que estaba pasando. Fue la única manera de poder aceptarlo tal y como era y poder ayudarlo.

A veces no nos entendía cuando le hablábamos, ni cuando le pedíamos algo, ni porque le rechazábamos. Tenía una acelera “actividad mental” que le hacía difícil la convivencia. A pesar de ser inteligente no lo era socialmente, no retenía órdenes, no entendía ni codificaba normas tal y como se las imponíamos, y todo ello le causaba una constante ansiedad y desequilibrio.

A partir de ese momento la vida de mi hijo fue cambiando, muy poco a poco, por supuesto, con muchísimo esfuerzo, constancia, grandes dosis de amor y, sobre todo, paciencia.
El tener un niño con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) no es una desgracia; la desgracia es no admitirlo, ni saber como ayudarlo. Cuando se valora a un niño por lo que es, crece valorándose y respetándose a sí mismo.

La hiperactividad es algo muy serio. Como padres es importantísimo que entendamos el trastorno, lo aceptemos y aprendamos a ayudar a nuestros hijos. Nuestros hijos no se merecen que les demos la espalda.

No nos podemos imaginar la satisfacción que podemos llegar a sentir, por los logros que, juntos, podemos conseguir, por todo lo que nuestros hijos nos pueden aportar. Nos hará crecer como padres.

 
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